Desde finales de 2013, invertir en una vivienda es, sin duda, una verdadera inversión financiera. Muchos lectores recordarán a sus cuñados cuando les recomendaban dejar el dinero depositado en un banco con un buen plazo fijo para estar tranquilo y sacarle partido. Pues bien, olvídese del cuñado. En la actualidad nos adentramos en una etapa donde el ahorrador puede asemejar la inversión en vivienda (y su explotación en alquiler) como un producto financiero más, pero que hay que saber muy bien elegir y desde luego, gestionar.

Dicho lo cual, ¿por dónde empezar? ¿Cuál es la vivienda perfecta para destinarla al alquiler? En líneas generales, será aquella vivienda que tenga una demanda constante de buenos inquilinos. El inversor debe ser consciente de que el inquilino es el cliente y, si queremos maximizar la rentabilidad de la operación, no debemos dejar lugar a la improvisación.

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