12/11/2019
Son muchos los casos de personas mayores que mueren sin herederos. ¿Qué ocurre entonces con su vivienda? Después del fallecimiento, si ningún familiar de hasta cuatro grados de consanguinidad lo reclama y no ha reflejado su voluntad en un testamento, la Administración Pública es la heredera legítima del bien inmueble. Del mismo modo que con las herencias rechazadas, el Estado tiene la obligación de subastar la casa.
Administración Pública y casas sin herederos
Por lo tanto, todos los inmuebles sin herederos pasan a ser responsabilidad de la Dirección General de Patrimonio del Estado, que depende directamente del Ministerio de Hacienda. No obstante, en determinadas Comunidades Autónomas este organismo se rige por su propia normativa: Galicia, Navarra, Cataluña, Aragón y País Vasco.
Si antes de llegar a subasta se descubre que la vivienda sí tiene herederos y que la Administración Pública no ha dado con su paradero, estos tienen derecho a recibir una compensación, que generalmente es el 10% del valor del inmueble.
Rechazar una herencia recibida
El número de renuncias a herencias recibidas ha aumentado de forma exponencial desde el año 2007. Solo en 2017 43.000 personas decidieron desestimar la herencia, un 10% del total de herencias tramitadas. Existen un gran número de motivos para decidir rechazar una herencia: falta de liquidez para hacer frente a los impuestos de sucesión, deudas de la persona fallecida… También existen quienes optan por repartir con otros descendientes ya que en algunas Comunidades autónomas se permite pasar la herencia a la siguiente línea de sucesión.
La renuncia a una herencia puede ser rechazada o cedida a otra persona. En este último caso la herencia no desaparece, sino que se cede o dona a favor de uno o varios beneficiarios. Cuando todos los familiares en la línea sucesoria rechazan la herencia, esta pasa a ser propiedad del Estado, quien deberá responder por las deudas con los bienes que reciba.
El Estado tiene la obligación de repartir la herencia de la siguiente forma. Una parte tiene que ir destinada a instituciones benéficas, entidades del municipio u organizaciones sociales. Otra parte debe dirigirse a instituciones provinciales. Y, el montante restante, a amortizar la deuda.
Respecto al Impuesto de Sucesiones está plenamente transferido a las Comunidades Autónomas. Por lo tanto, el importe a pagar depende de cada región. Además, siempre se aplica una reducción según el grado de parentesco. Cuanto mayor sea el grado, la tributación es menor.
La importancia de hacer testamento
Sin lugar a dudas, perder a un ser querido resulta muy duro. Y lo cierto es que pasar el duelo llevando a cabo trámites o gestionando la herencia es algo que incrementa de manera notable la carga emocional. Para evitar esta situación, lo mejor que podemos hacer como ciudadanos es acudir a un notario y hacer testamento. De esta manera, facilitamos en gran medida las cosas a nuestros seres queridos en el momento de nuestro fallecimiento.
La herencia se divide en tres partes. En primer lugar, la legítima. Tal y como su propio nombre indica, es la que la ley otorga a los herederos forzosos. No se puede disponer de ella ni alterar de ningún modo. En segundo lugar, el conocido como tercio de mejora, que puede utilizar el testador como considere conveniente para favorecer a alguno de los descendientes. Y, en tercer y último lugar, el tercio de libre disposición, que el testador puede utilizar sin ningún tipo de limitación.
Son muchos los casos es que ante la ausencia de un testamento se complican mucho las cosas. Por ejemplo, parejas que no se han casado y uno de los cónyuges fallece. La otra parte no puede acceder a las posesiones del fallecido si este no ha hecho testamento.